Hola: Me llamo Sergio Pérez y estudio un ciclo formativo de
grado superior de Administración y finanzas en el IES Cartuja. Tengo 22 años y
nací en Argentina pero llevo más de media vida viviendo en España.
Estudié hasta los 12 años en el colegio privado Santa Rosa
de Lima, y luego me formé en el IES Al-Ándalus donde conseguí sacarme el
graduado escolar.
Me interese en esto de la economía hace varios años cuando
decidimos con mi familia mudarnos a España para mejorar el estilo de vida,
aunque eso supusiera dejar atrás muchas cosas importantes, entre ello, la
familia. Desde entonces siempre me he interesado por conocer cómo funcionan las
empresas, la publicidad, la bolsa… para que este cambio que realizamos valga la
pena.
El primer año del ciclo formativo en el cual me estoy
preparando, lo realice en la Antigua Sexi, en Almuñécar, pero este año tuve que
venirme a estudiar a la ciudad ya que me operaron de los pulmones y tenía que
asistir a rehabilitación todos los días.
Actualmente, llevamos dos semanas de clases, en la cual
hemos tenido que realizar diversos trabajos y actividades grupales las cuales
me han resultado muy interesantes, personalmente opino que van a ser de
utilidad para mí en un futuro.
No he podido escribir prácticamente en el blog porque aún no
tengo internet en casa, aunque espero que de aquí a fin de curso esto cambie y tenga
el blog más activo.
Aprovecho mi inicio en el blog y adjunto un fragmento de un
libro que me leí hace un tiempo.
Cuentan que un inversor estaba en el muelle de un pueblo mexicano
cuando llegó un pescador. Dentro del bote había buenos atunes. El inversor
elogió al pescador y le preguntó cuánto había tardado en sacarlos. El mexicano
respondió que no mucho. El inversor le preguntó que por qué entonces no
permanecía más tiempo en el mar.
El mexicano dijo que él tenía más de lo que necesitaba. El
inversor preguntó: ¿Qué hace el resto de su tiempo? El pescador respondió: Me
levanto tarde, salgo a pescar, juego con mis hijos, duermo la siesta, juego
todas las noches al dominó, tomo una copa y toco la guitarra. El americano le
dijo que podría ayudarle: “Debería emplear más tiempo en la pesca y con los
ingresos comprarse un bote más grande, con los ingresos del bote más grande
podrías comprar más botes. En vez de vender el pescado a un intermediario lo
podría hacer a un distribuidor, o abrir su propio punto de venta. Debería
controlar la producción, el procesamiento y la distribución. Debería salir de este
pueblo e irse a la capital, desde donde manejaría su empresa.
El pescador mexicano preguntó: Pero ¿Cuánto tardaría?
-Entre quince y veinte años.
-Y luego ¿qué?
El americano dijo: Cuando llegue la hora debería anunciar
una OPV y vender las acciones de tu empresa. Te volverás rico, tendrás
millones.
-Millones… y luego ¿qué?
-Luego te puedes retirar a un pueblecito donde podrías
levantarte tarde, salir a pescar, jugar con tus nietos, dormir la siesta, jugar
al dominó, tomarte una copa y tocar la guitarra.
El mexicano le respondió: ¿Acaso no es eso lo que tengo ya?
La bolsa y la vida (Confecciones de un jornalero) – Ignacio Sebastián de Erice.
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